La importancia de un sueño reparador

Alrededor de un tercio de la vida humana transcurre durmiendo, actividad que también está presente en otros seres vivos, desde la mosca de la fruta a mamíferos en general.

La doctora Victoria Mery, neuróloga del Centro de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana, explica que en el ser humano, dormir es un fenómeno variado y complejo que tiene un rol vital en la salud y bienestar a lo largo de la vida”.

“El sueño tiene múltiples funciones, entre ellas, la de restauración, la adaptativa y la de preservación, que incluyen biosíntesis de moléculas como proteínas, regulación de metabolitos, selección de conexiones neuronales, generación de nuevas neuronas y mantención del sistema inmune. Todo esto permite que procesemos la información que hemos adquirido en el día y ‘modulemos’ nuestras conductas y accionar, además de ayudar a reorganizar los pensamientos, lo que ayuda a que despertemos descansados y listos para afrontar un nuevo día”, afirma.

Por eso es tan importante tener un sueño reparador, es decir, de buena calidad y en la cantidad adecuada. Respecto al número de horas aconsejadas, la especialista destaca que “un adulto requiere en promedio ocho horas, sin embargo, existe una amplia variabilidad individual, por eso lo importante es dormir lo suficiente para amanecer fresco y descansado al día siguiente”.

La principal patología de nuestro siglo es dormir menos de lo que corresponde.

Cuando esto no ocurre, es posible que se esté frente a un trastorno del sueño. Los más comunes son:

Insomnio: dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo durante la noche.
Apnea obstructiva del sueño: interrupción o pausa de la respiración mientras se duerme.
Síndrome de piernas inquietas: sensación de incomodidad en las piernas mientras se está en reposo, la que se alivia al moverlas.
Narcolepsia: somnolencia excesiva durante el día a pesar de tener un sueño de buena calidad.

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